El blog vuelve a navegar y recupera su alma de bitácora narrando mi próxima travesía a vela por las Cícladas griegas. Lo podréis leer este enlace "Navegando por las Cícladas" que también recoge otras tres singladuras anteriores. Si os gustan estos diarios poéticos aquí tenéis los que recorren las islas del Dodecaneso. Ojalá que los vientos y los mares nos sean propicios. Ya os lo iré contando.
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Una bahía de las Cícladas. Fondeo, banco y sombra de tamarisco |
El blog vuelve a la mar en busca de las Cícladas.
Partiendo desde cerca de la mítica Atenas
—que no visitaré porque el Egeo nos llama—
nuestro rumbo encadena un rosario de islas.
Unas son más recónditas y en otras el turismo
ya nos muestra sus fauces que devoran lo auténtico:
es la ley de la vida, los paraísos se pierden
y nos queda el recuerdo de lo que disfrutamos,
porque “solo se pierde lo que antes se ha vivido”.
Por suerte, quedan islas que siguen resistiendo
con puertos sin marinas ni cruceros de lujo,
con tabernas que sirven lo que pescan sus barcas
repletas de revueltas y escalones
en que conviven tiendas con antiguos negocios,
y el turista no invade, sino se mimetiza.
Si Neptuno y Eolo se nos muestran benévolos,
en la ruta entre islas disfrutaré del mar
cuando icemos las velas con un viento portante,
rumbo a un nuevo perfil que rompe el horizonte
—es tupido el islario y transparente el aire—
donde espera el fondeo que cierra singladura.
Os lo voy a ir contando y este blog volverá
a ser una bitácora mezclada con poemas
que comparta experiencias con todos sus lectores.
Como os he dicho, en este enlace, Navegando por las Cícladas, iré recogiendo una bitácora del viaje y algunos poemas que me inspire. Si queréis una visión general de mis viajes por más de 70 islas griegas en los últimos 25 años, tenéis mi libro Por las islas griegas con anotaciones de mis preferencias de cada isla.
Y en Islario de pasiones (del que existe una versión bilingüe griego español) encontraréis las vivencias del navegante. Las islas y los mares que las circundan son griegos, aunque a diferencia de en Por las islas griegas, no suele haber referencias geográficas concretas. La pasión es de quien escribe, de quien navega y de quien habita, que se intercambian las voces dudando "entre el camino (navegarlas) y el destino (habitarlas)". Unos haikus del capítulo "Chispas de mar en la bitácora" sobre la disyuntiva de navegar o residir las islas:
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